sábado, 24 de diciembre de 2011

Capítulo 22

S-          Isabel, ¿Te pasa algo?
I-          No, Samuel de verdad´
S-          Sé que soy tu profesor, pero si te pasa algo, aunque no 
             sea del colegio, puedes contármelo.

El que me estaba hablando era mi profesor de matemáticas, Samuel. Si no me equívoco, ya os lo he mencionado en alguna otra ocasión. Cómo ya os abre dicho junto a Julia, es mi profesor favorito. Su aspecto es la de padre que todo adolescente querría. He de reconocer que en pocas ocasiones, por no decir ninguna, le he visto enfadado. Lo mejor de él es que sabe dar clase y tiene mucha paciencia con todos nosotros. Definitivamente es un buen profesor.

I-           Muchas gracias, Samuel, de verdad, pero son chorradas 
              de adolescentes.
S-          Bueno, si no lo consideras importante, de acuerdo, pero 
              si necesitas hablar conmigo, solo dímelo. Y ahora vete, 
              que no llegas a la próxima clase.

Una vez que me despedí de Samuel, comencé a subir esas cansadas escaleras. Después de unos segundos de descanso abrí la puerta de mi izquierda, para salir al patio.  Nada mas salir por esa puerta me encontré con Ángela y Blanca esperándome.

A-          ¿Qué quería Samuel?
I-            Nada, solo estaba preocupado, por si me pasaba algo.
A-          ¡Fíjate! Sí al final no van a ser imaginaciones nuestras.
I-            ¿De que hablas?
B-            Habla de que estas muy rara, y que estamos cansadas 
                de que nos des largas con que no te pasa nada.
I-            ¡Es que no me pasa nada!
A-           Venga Isa, enserio, ¿Qué te pasa?
B-          ¿Es por lo que te ha dicho Yonathan? No le hagas caso. 
              En el fondo no lo hace con mala Fe. Sencillamente es un  
              cotilla.
A-         Blanca, no creo que sea por lo de Yonathan porque lleva 
                así, ya, varios días.
I-            ¡No es por eso! Es que vosotras no lo entendéis…
B-           ¿Cómo vamos a entenderlo si no nos lo explicas?
A-           Vamos Isa, explícanoslo. Intentaremos ponernos en tu 
                situación.
I-             Son tonterías… A parte aunque os lo explicara no lo 
                llegarías a comprender. Ni siquiera poniéndoos en mi 
                lugar
B-           A ver Isa ¿pero no ves como estas? Por tonterías no te 
               pones así.
I-            Vamos a clase, anda.

Comenzaba a estresarme realmente, así que decidí comenzar a aumentar el ritmo. Porque así conseguiría llegar pronto a clase y me dejarían de dar la lata. Poco a poco las iba dejando más atrás, hasta que finalmente estaba tan lejos, que ya no oía sus gritos, esos gritos que no paraban de decir mi nombre.

Llegue a clase y me quité esa mochila que me estaba destrozando la espalda. Pero el abrigo me lo deje puesto, pues en esa clase cada día que pasaba hacia más frío. Me senté en mi sitio y saque del interior de la mochila los apuntes de religión. Quería que este día ya se acabara. Apoye la cabeza en la mesa y cerré los ojos, deseaba que cuando los abriera estuviera en mi cama, con la música del despertador de fondo, mi peluche al lado  y con otro mes en el calendario.

En ese preciso momento una mano toco mi cabeza, revolviendo mi pelo. Se trataba de Hernandez. Estaba claro que la clase de Religión tenía que comenzar y no había tiempo para sueños.

-          Señorita la hora de dormir se ha acabado. Ha llegado el momento de empezar la clase.

Me retire de encima de la mesa y me gire a mi derecha. La mesa de Patricia seguía vacía al igual que estos días anteriores. Comencé a mirar la pizarra, el titulo escrito en ella era “El amor”, un tema que para nada era acertado para mí. Debido a la poca motivación que me mostraba el tema, saque un folio blanco de mi carpeta, le cogí un bolígrafo bic azul a Ángela, y deje que empezara a volar mi imaginación. Empecé a escribir historias que me gustaría vivir en este momento, en vez de estar dando clase. Definitivamente sería una autentica aventura entrar en una pirámide.

En ese momento el sonido del timbre me despertó de mi sueño. Al fin la clase había terminado. Lo malo era que todavía quedaba una hora para el recreo y la verdad no tenía fuerzas, y mucho menos para una clase de filosofía con Ramón. Cada minuto que pasaba contener mis lágrimas era mucho más difícil.

-          ¡No soy débil! ¡Soy fuerte!

Me decía una y otra vez con la esperanza de conseguir fuerzas para evitar un llanto incontrolado. Ángela y Blanca se encontraban a mi izquierda, comenzaron a mandarse notitas por posits, pero sinceramente no le di la mayor importancia. Lo mas probable es que hablarán de mí y ¡Lo sé! Pero en ese momento tenía cosa más importante pasando por mi cabeza.





2 comentarios:

  1. A mi me gusta mucho desde el principio hasta ahora y a veces es interesante o divertido y eso es lo que hace que me interesa como sigue la historia.

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  2. Gracias por tu opinión de verdad intentare mejorarla de todas formas y garcias ^^

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