viernes, 3 de junio de 2011

Capítulo 15

Me desperté completamente adormilada en mi habitación. Me encontraba tumbada en mi cama completamente tapada. Debajo de la almohada estaba el libro que nos habían mandado leer en Filosofía “El hombre en busca del sentido”. La persiana estaba bajada y la puerta cerrada.
Me encontraba algo incomoda así que decidí salir de la cama y ponerme otro pijama, pero de levantarme me di cuenta de que no llevaba ningún pijama. Si no los vaqueros rotos y la camiseta negra a cuadros. Exactamente la misma ropa que llevaba en el sueño. ¿Y si no había sido un sueño? Bajé al comedor corriendo y chillando. De repente oí la voz de mi padre.
   -       ¡No chilles!!Que vas a despertar a tu madre!
Ahí estaba el, sentado en el sofá mientras tomaba unas pipas. Mi hermano estaba en el sofá de al lado completamente tumbado y bostezando cada 2 segundos, seguramente en nada se quedaría dormido.
Ahora que me doy cuenta nunca habéis tenido la oportunidad de conocer a mi padre. Así que os lo describiré. Al igual que todos los de la familia esta rellenito. Tiene el pelo rizado y es castaño, aunque bastante oscuro. Sus ojos son tan verdes como esmeraldas. La verdad es que siempre me hubiera gustado tener sus ojos, pero en lugar de eso obtuve su cabello. Su carácter es a veces es demasiado fuerte, pero no importa, en el fondo es cariñoso, aunque no lo suela demostrar.
Todo parecía estar en su sitio, nada estaba dañado o estropeado, pero era la primera vez que mi madre no estaba en la cocina haciendo la cena, o en el comedor pidiendo que bajaran el volumen de la tele, Esto me pareció bastante extraño.         
 I-            ¿Cómo es que mamá esta, ya, echada?
 P-          No lo sé, la verdad.
 I-           ¡¿Cómo qué no lo sabes?!
 P-           Porque cuando llegué a casa, os encontré a las dos dormiditas en el sofá. No os desperté
                 y os llevé a cada una a vuestra habitación. Os tumbe en la cama, os tape, baje la
                 persiana y por ultimo me fui sigiloso y cerré la puerta.
 I-             Mmm…  ¡qué extraño! Bueno, ¿y qué habéis cenado?
 P-            Unas pizzas, si te apetece creo que todavía hay un trozo en la cocina.
 I-             Gracias, pero no me apetece. Tomaré un vaso de leche y volveré a la cama.
 Pero según me dirigía a la cocina algo se me clavo en el pie.
  I-           ¡Ay!
  P-           ¿Qué pasa?
  I-           Nada, creo que me he clavado algo en el pie.
  P-          ¡Eso te pasa por ir descalza!
  I-           Gracias papa, diciendo eso acabas de solucionar todos mis problemas.
Fui a sentarme al sofá como pude, una vez sentada y cómoda empecé a mirar el píe. Algo de un tamaño suficientemente grande como para verlo se me había clavado; pero por suerte todavía asomaba un trozo por fuera.
Con tiempo y cuidado conseguí sacarlo. Era un trocito de cerámica blanco, con una especie de borde plateado. En ese preciso instante la imagen de mi madre inconsciente en el suelo al lado de su favorita vajilla, rota en mil pedazos. ¿Esto quería decir que no había sido un sueño?
Subí veloz las escaleras para ir a mi cuarto. Una vez en mi habitación cogí mi juego de química, saque un tubo de ensayo y en el guarde el minúsculo trozo de cerámica. Algo tenía claro, definitivamente algo muy raro estaba pasando.

4 comentarios:

  1. espero el próximo,si te gusta escribir,nunca dejes de hacerlo,no cometas el error de hechar a un lado las cosas q te hacen sentir bien

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  2. GraCIAS ES UN BUEN CONSEJO =)
    ESPERO PODER NO DEJARLO NUNCA Y GRACIAS OTRA VEZ X LEER LO QUE ESCRIBO

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