A- Bueno, ¿y tú que opinas?
I- ¿Yo?
B- ¡No, el vecino! Pero, ¿con quien te crees que estamos hablando?
Mi cabeza estaba completamente apartada de la conversación, sencillamente no tenía ganas de escuchar lo que me contaban, y mucho menos opinar sobre cosas que ni siquiera me importaban. Normalmente no suelo ser así, de hecho soy la clase de persona que se centra especialmente en los problemas de los demás, y aconseja sin que ni siquiera se lo pidan. Lo que ocurre es que no me encontraba en una situación en la que me consideras lo suficientemente fuerte como para soportar ni siquiera mis propios problemas…
A- ¿Se puede saber que te pasa?
I- Nada…
B- Ya, ¡claro!
I- No entiendo porque lo decís…
A- Por nada claro, son imaginaciones nuestras… De verdad que tontas somos.
B- Sí hasta Samuel, lo ha notado.
I- Pues no entiendo porque.
A- ¿Quieres que te redacte una lista?
B- Venga Ángela no te pongas así…
A- Pero Blanca, ¿no estas viendo que nos esta tomando por idiotas?
B- Isa sabes que puedes contárnoslo… ¡Somos de confianza!
A- Y todo tiene solución hasta lo que parece mas grave…
I- A sí? ¿Todo, todo tiene solución? Pues no tenía ni idea que pudieras
resucitar a la gente…
Había explotado. Sin querer empezaron a derramarse lágrimas de mis ojos… Pero yo no quería llorar como una debilucha, simplemente quería que ese día pasara lo más rápido posible y olvidarlo todo.
Ángela y Blanca se encontraban a mi derecha, ninguna de las dos sabían que hacer, solo se miraban perplejas pensando como debían actuar ante aquél comentario.
En ese preciso momento sentí una extraña sensación, como que alguien me rodera con sus brazos con todas sus fuerzas. Se parecía tanto a sus abrazos… Pero tal y como pensaba solo fue una sensación, dado a que cuando me gire no había nadie detrás mio…
Salí al pasillo con el fin de poder desahogarme en el baño, sin miradas incomodas a mi alrededor. En ese momento mis ojos inflamados, de haber llorado, se cruzaron con los ojos asombrados de Luisen. Nada mas verme se acercó y me dio un abrazo. Sin poder evitarlo volví a comenzar a llorar incontrolablemente. Hacía muchísimo que no sentía un abrazo. Incluso esto me mostraba una pequeña posibilidad de que todavía me tenía cariño y todo…
Me parece que ha llegado el momento de contaros el motivo por el cual nuestra relación se enfrío durante unos meses. Luisen es uno de mis mejores amigos, es mi “tato”. Pero lo cierto es, que aunque ahora seamos amigos, hace tan sólo unos meses fuimos novios. La típica pareja que van dados de la mano, mientras pasean, o que comparten un helado…
Pero lo nuestro termino, porque ambos, nos fijamos en otras personas que considerábamos mejores, cómo relación futura. Él por una chica de 2º de Bachillerato de nuestro mismo instituto, con la que en un pasado estuvieron a rollos, y yo, por Diego. Aunque la verdad, lo mas gracioso de la relación que tenía con Luisen, era evitar que nadie del instituto se enterara de que estábamos juntos. No por nada simplemente por los posibles rumores, a de más que ha nadie le interesaba nuestra vida.
No me gustaría que pensarais que nos distanciamos por que no quisiera uno que nadie lo supiera y el otro estuviera en contra, o simplemente por cortar la relación. La verdadera razón es que cuando Luisen comenzó a salir con la chica de segundo, Blanca, una chica realmente guapa, con un pelo rizado precioso, le sugirió sutilmente que era mejor que durante un tiempo no me viera.
L- Isa, por favor, no llores, sabes que siempre, siempre me tendrás ahí. ¿Para algo
soy tu tato no?
En ese momento sonó el timbre. El fin del recreo había llegado y junto a él una clase con Dolores.
L- Bueno Isa, me tengo que ir. Y por favor no estés mal. Si necesitas algo tienes
mi número.
Me dio un beso y salió corriendo en dirección a las escaleras. Me dirigí a mi clase. Nada más entrar comenzó mi interrogatorio.
B- ¿Cuándo piensas contarnos todo lo que paso?
I- No sé
A- Al menos dinos quien es. Perdón… era. Y que le paso.
I- ¿Queréis que os diga quien era?
B- ¡Sí!
I- Pues era mi mejor amigo…
A- ¡Dios!
B- ¿Y que le pasó?
I- ¡Se suicido!